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Reflexiones sobre Francisco Franco

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Periodista/Editor-

 

REDACCIÓN DE MIRROR MAGAZINE-Mientras los demás niños estaban hipnotizados viendo la televisión, que apenas había llegado al país en los años 60s, mi padre me hablaba de las crónicas de una vida, como el hundimiento del Titanic, la Guerra Civil Española y otros acontecimientos de capital importancia para la humanidad. Y mientras los niñatos burgueses iban del brazo de sus madres a la misa del sábado por la noche, yo escuchaba atentamente las narraciones de mi anciano y sabio padre, quien nació en la última década del Siglo XIX. Por supuesto que yo conocía de hechos, lugares y citas que el gran común estaba ajeno e ignorante; incluso sabía quién era Francisco Franco, aún dictador de España, y de cuya muerte me enteré, pues falleció en 1975, cuando yo cursaba el tercer año de la secundaria.

            De voz de mi padre supe que Franco mantuvo a España fuera de la Segunda Guerra Mundial, incluso tuvo la sutileza de enviar a la División Azul al combate en la Unión Soviética, pero no en nombre de España, de su gobierno, sino como una intención privada de unos soldados españoles no institucionales; es decir, Franco participaba en la Gran Guerra, pero a la vez… ¡no participaba! Cosas de la genialidad que depara una diplomacia inteligente, curtida y experimentada. Así mismo sabía, siempre por las palabras de mi viejo, que Francisco Franco no permitió el triunfo y las miserias del comunismo en su país, hecho que le valió, posteriormente, el reconocimiento del gobierno estadounidense, a pesar de la anterior amistad de Franco con Hitler y Mussolini. Además, protegió y fortaleció a la Iglesia Católica como nunca nadie antes lo había hecho en España, después de los Reyes Católicos en el Medioevo. Con esos atestados, Francisco Franco se ganaba la admiración y el respeto de muchísimos alrededor del mundo, más todavía cuando “el enorme oso moscovita parecía comerse al planeta pedazo a pedazo y con voracidad inaudita.”

            Ciertamente, creí yo, que al morir el dictador terminaba así una etapa importante en la vida española y pasaba a ser solamente un hecho de la historia; y, a partir de ese momento, lo que quedaba era solamente el futuro de cara a todos los españoles y una inmensa oportunidad para construir cosas buenas, como la reconciliación, la paz, el entendimiento, la democracia, el respeto humanista y de todas las ideologías existentes en su territorio. Y así fue hasta hace pocos años, hasta que aparecieron en el quehacer diario de España unos individuos enfermos, profundamente patológicos, en los casos del actual presidente en funciones, Pedro Sánchez, y del ex juez Baltasar Garzón, del que he escrito algunos comentarios en el pasado por el mismo motivo que hoy trato y que, además de emprenderla contra Augusto Pinochet, a pesar de que nunca el ex juez vivió ni sufrió persecución en Chile, instó también para que exhumaran a una serie de restos mortuorios, incluyendo al del escritor Federico García Lorca, al que, según Garzón, había que identificar debidamente para saber con exactitud dónde yacía su sepultura, pues con la Guerra Civil no quedó claro el sitio preciso. También abogó de manera reiterada y cansina porque se sacara de su tumba al mismísimo Franco. Dos cosas: 1. Baltasar Garzón quería mayor notoriedad para sí en la prensa mundial, que su imagen recuperara los ecos perdidos después de su fracaso por encarcelar a Pinochet; y 2. Puso en relieve su profunda y evidente necrofilia (atracción por la muerte), característica de la personalidad y obras literarias del irlandés Bram Stoker. Un poco con sorna, manifesté en uno de mis artículos que la postura del ex juez se parecía a las gentes de la isla africana de Madagascar, quienes, una vez por año, acuden a los cementerios, desentierran a sus parientes muertos y los pasean por las calles de las ciudades en un rito post-fúnebre deleznable, absolutamente incivilizado, salvaje e inconcebible para el entendimiento de cualquier ser humano en sus cabales. Sin embargo, Baltasar Garzón no fue el único español con esa idea siniestra, porque apareció recientemente el presidente en funciones, Pedro Sánchez, apoyado por sus acólitos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), y los comunistas de Unidos Podemos (UP), quienes, como era de esperar, aplaudieron el deseo del aberrado gobernante de exhumar a Francisco Franco. La necrofilia se posaba nuevamente sobre la realidad de España, muy probablemente en forma de “cortinaje de humo” para tapar las falencias del mismo Sánchez, quien ha resultado un pésimo mandatario, un inútil de rompe y rasga, quien lleva a todo el país pendiente abajo.

            Con haber sacado a Franco del Valle de los Caídos, no solamente se ha consumado el sacrilegio en su máxima expresión, sino que coloca a España en una posición única e irrepetible en el mundo –solo comparable con la de Madagascar, como ya he reseñado en las líneas de arriba-; es decir, la España de los grandes escritores laureados, los pintores de la envergadura de Dalí, Velázquez y Picasso, y de otras personalidades monumentales, ha quedado reducida únicamente a “una nación que gusta de pasear a sus cadáveres en helicóptero y de un féretro a otro, cada vez que se les ocurre.” Muchas gentes alrededor del mundo exclamarán hoy día: “¡Aaaahhh sí, España… ese país donde sacan a sus muertos de vez en cuando!” Esa es la tétrica semblanza que Pedro Sánchez y su séquito de obedientes inútiles y buenos-para-nada han concedido al mundo, al ordenar dicho acto necrófilo y reñido con el espíritu sano de la humanidad. Y para no acabar con ello, el mandatario español aseguró que seguirá sacando a cuanto cadáver le venga en gana, del Valle de los Caídos. Así que nos esperamos otras secuencias parecidas a ésta en el futuro inmediato, en España.  

            Lamentable este pasaje de nuestra actualidad. Y más lamentable aun cuando Pedro Sánchez aparece paralizado por el miedo cuando ve las manifestaciones violentas de los separatistas, en Cataluña, y no atina a mover un dedo siquiera, ni ha dicho nada al respecto; pero posa ante las cámaras de los fotógrafos y de la televisión, como si estuviera ganando la Guerra Civil Española ante un enemigo invisible y en una época que no corresponde a la actual. Ha asegurado que espera ahora que la reconciliación, después de haber exhumado a Franco, se produzca de manera total entre su pueblo, sin tomar en cuenta que más bien está reabriendo la enorme cicatriz que parecía ya cerrada y está echándole ácido a la misma, reviviendo los amargos recuerdos.

Para terminar, transcribo el epitafio que le envió el líder de Vox, Santiago Abascal, a Sánchez: “Eres un carroñero quien remueve a los muertos y acabarás pagándolo, como la maldición de Tutankamon.” A partir de este momento hay que ponerle atención al devenir de la vida del seudo-presidente Pedro Sánchez, quien, inevitablemente, va a sufrir los embates y la consumación de dicha maldición proferida, porque esa premonición se va a cumplir inexorablemente.


En Caso de una Invasión Estadounidense a Venezuela,

¿Cuánto Tiempo podrán Resistir las Fuerzas

 Armadas Venezolanas?

 

Canciller de facto de la Dictadura de Maduro, se Pasea por el Mundo

Diciendo Incoherencias. Es la Esquizofrenia del Régimen

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Periodista/Editor-

 

REDACCIÓN DE MIRROR MAGAZINE- Quien afirme que el ejército venezolano o cualquier otro de América Latina están capacitados para enfrentarse a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia u otra potencia, le diremos que es un maniático que está alucinando o está bajo los efectos de una fuerte droga. Si los seudo-militares del tercer mundo (de Irán, Venezuela, Cuba, etc.), tuviesen los pies sobre la Tierra, optarían por el silencio y no dejar escuchar opiniones suicidas como las que ha reproducido el diario El Universal, de Caracas, dichas por el Canciller de facto de la dictadura de Nicolás Maduro, el irresponsable e iluso Jorge Arreaza, cuyas palabras retomaremos luego.

 

            Me viene a la memoria en estos instantes la Guerra de las Malvinas entre Argentina e Inglaterra, en 1982, que se constituyó en el mejor ejemplo de lo que puede suceder cuando se enfrenta una nación subdesarrollada, en el caso de los argentinos, con otra poseedora de un inmenso poder, como lo son los ingleses. La derrota no solamente fue rápida, sino aplastante y humillante, de parte de los europeos. Además, el conflicto fue provocado por la criminal Junta Militar que gobernaba en Buenos Aires, para engañar a su propio pueblo con un nacionalismo que en realidad no era tal, sino que lo subyacente era el deseo de desviar la atención hacia un conflicto mayor a nivel internacional y no se fijasen en el desparpajo y los asesinatos que cometían a nivel interno los uniformados bajo el mando de Leopoldo Galtieri. Es decir, en palabras francas y directas… los ejércitos latinoamericanos están constituidos solamente para combatir al narcotráfico y enfrentarse de país a país, al mejor estilo de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay y punto. Otra acción armada, simplemente sería una “quijotada mortal.”

 

            Ahora, las manifestaciones del ministro de facto del exterior de la dictadura madurista, Jorge Arreaza, llaman la atención por el altísimo grado de demencia e inmadurez en lo sustancial. Veamos: “Venezuela está lista (¡!) para resistir en caso de una intervención militar estadounidense (…), El territorio venezolano ha creado una gran potencialidad para la defensa, a partir de tecnología rusa (…). Si optasen por la vía militar… tenemos una fuerza armada, un pueblo, una milicia nacional, que estarían en capacidad no solo de resistir y de dar la batalla, sino incluso de vencer y de derrotar a cualquier ejército por poderoso que sea. Ojalá que ese escenario nunca ocurra y si ocurre, estamos listos.” Indudablemente el individuo anda gastando el dinero del pueblo venezolano, supuestamente en misiones diplomáticas, hablando insensateces propias de un drogadicto de grueso calibre.

 

            Por eso le advertimos: Arreaza… el ejército cubano no está en capacidad de enfrentarse con los Estados Unidos; ni el iraní, ni el turco tampoco, que son los gobiernos que comulgan y aplauden la debacle que la dictadura de Nicolás Maduro ha creado en Venezuela. Ninguna de esas Fuerzas Armadas tiene el poder ni la capacidad tecnológica para soportar una guerra convencional con los Estados Unidos. ¡Ninguna!

 

            Y la impericia, el “cacareo” irracional, demencial, desconocedor e irresponsable del canciller de facto Jorge Arreaza, más la ignorancia de todo lo que atañe a las grandes guerras que ha librado el hombre, se nota cuando utiliza el infinitivo “resistir” dentro de su perorata demagógica y estúpida. Y es que las guerras más que de disparos, se componen de dinero, de manutención del conflicto… Tiene que haber un soporte, un cimiento, una base fuerte en lo monetario, para que un ejército se mueva y pueda resistir verdaderamente semanas, meses y años, en medio de una conflagración. Por eso preguntamos, ¿Tiene Venezuela la capacidad económica para enfrentar una simple guerra con Ecuador o Colombia, para citar dos ejemplos y no tocar a los Estados Unidos? Definitivamente nó. La capacidad del fisco venezolano para una aventura armada, podría alcanzar solamente unos 15 días en el tablero bélico, si somos muy optimistas con el alcance del tiempo. A ello debemos sumarle el hecho de que tampoco tienen combustible los mercenarios venezolanos, disfrazados de militares de lujo. Porque el petróleo que se produce en Maracaibo, no es refinado en Venezuela, sino que es exportado en crudo y devuelto en forma de hidrocarburos y el bloqueo de los norteamericanos en ese sentido, está ahí… asfixiando a los sátrapas de la dictadura bolivariana.

 

            Sin embargo, el peligro real para los soldados estadounidenses podrían ser las brigadas de matones que recorren las calles de las ciudades venezolanas, en motos y armados con machetes y revólveres, disparando a mansalva a todo lo que se mueva y que consideren enemigos del régimen. Aunque ya los marines deben haber pensado en esa posibilidad y cómo solucionarla, del mismo modo como hicieron en Afganistán e Irak, con los vándalos callejeros. Por lo demás… no debe existir gran preocupación.

 

            Antes de cerrar el presente artículo, debo traer al presente dos pasajes de la Segunda Guerra Mundial, específicamente en el caso del Japón y sus Kamikazes: el supuesto arrojo y fanatismo del que hablan tanto los historiadores al precipitar sus aviones contra los buques estadounidenses no lo fue tanto… simplemente se lanzaban de manera suicida, porque sus aviones no tenían combustible para retornar a sus bases en las islas, tampoco pertrechos para disparar. Lo mismo sucedió cuando miles de japoneses se rindieron a los soviéticos en la misma guerra, porque no tenían municiones ni alimentos para resistir. ¿Los soldaditos de juguete venezolanos tienen alimento y combustible para aguantar a los norteamericanos? Obviamente nó. Será una guerra de horas. Más que una guerra, será una escaramuza antes de que los mismos soldaditos se decidan por la rendición.

 

            Y en el caso de los seudo-asesores cubanos que están en Venezuela (que más bien tienen la tarea de vigilar a la camarilla de la narco-dictadura de Maduro, para que no se desvíe de las órdenes dictadas desde La Habana), sucederá con ellos lo mismo que aconteció con Salvador Allende, en Chile, en 1973, cuando atestaban con su presencia los pasillos del Palacio de La Moneda, en Santiago: con el sobrevuelo de los aviones de Pinochet, los cubanos corrieron en desbandada y abandonaron al dictador hasta que éste decidió pegarse un tiro con la ametralladora Skorpio que le regaló Fidel Castro. No hay otro camino para los acontecimientos actuales en Venezuela… si Nicolás Maduro y sus secuaces tienen un único destello de lucidez, abandonarían el poder ¡Ya!, sin devaneos de ninguna clase. De lo contrario un final como el de Manuel Antonio Noriega, Saddam Hussein, Gadafy el libio u Osama bin-Laden, será el de los narcotraficantes incrustados en el Palacio de Miraflores, en Caracas. Aunque, si juzgamos por la naturaleza de Donald Trump, posiblemente una invasión estadounidense nunca se lleve a cabo en Venezuela y esa es la esperanza callada de los mismos narco-dictadores para perpetuarse en el poder, como hizo Castro en Cuba y Ortega en Nicaragua. Pero eso es otro tema… Por lo pronto Arreaza: deja de hablar incoherencias y estupideces, que el manicomio podría ser tu casa.  


Dictador Turco se “Retrata de Cuerpo Entero” durante

las Crisis Internacionales

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

REDACCIÓN DE MIRROR MAGAZINE-Antes de desarrollar cualquier idea o argumento al respecto, tenemos que definir qué es Recep Tayyip Erdogan en Turquía: ¡Es el dictador de ese país! No es su presidente. La presidencia de una nación es otra cosa; en principio, porque se ampara y sostiene gracias a la democracia y la Turquía actual está muy lejos de tener un sistema democrático. Muy lejos.

 

En específico, la prueba de lo que afirmamos de este personaje fue su actitud y órdenes giradas durante y después del alzamiento de grupos militares el 15 de julio del 2016, en las que manifestó una inusual violencia en un mandatario y que solo es característica de los tiranos dictatoriales. “Insto a nuestra gente –dijo por la TV Erdogan-, a todo el mundo, a que llene las plazas y las calles del país para darles (a los golpistas), la respuesta necesaria”. Y esa respuesta fue evidentemente cruel con golpizas de parte de los ciudadanos a los sublevados, humillaciones, insultos y, posteriormente, Erdogan ordenó perseguir a quienes abandonaron Turquía, ahí donde se refugiaran, especialmente en Grecia. Con toda precisión así fuimos conociendo la personalidad hasta ese momento oculta del dictador turco.

 

            El resultado final de dicha persecución fue la detención de 754 militares, incluyendo a oficiales de alto rango; y otros 25 mil detenidos en las siguientes semanas. Después ordenó la persecución y captura del clérigo musulmán Fethullah Gülen, exiliado en los Estados Unidos, y considerado por el dictador turco como el líder de la revuelta que lo quiso tirar del poder en Ankara. Con verdadera e impresionante obsesión, Erdogan no dejaba día alguno en que no repitiera que quería eliminar a su némesis, el religioso residente en Norteamérica.

 

            La imagen que dejaba el dictador en la comunidad y opinión pública mundial, era que se trataba de un individuo temible y de sumo cuidado en el caso de granjearse su enemistad. Sus aliados europeos, políticos y militares de la OTAN, estaban recibiendo un claro mensaje y advertencia de los sentimientos vengativos y sanguinarios de Tayyip Erdogan.

 

            Pero, además de sus ansias frenéticas y fanáticas de venganza, el autócrata tiene uno de los peores anti-principios: la traición. Fue durante el advenimiento del asesino Estado Islámico (Daesh o Issis), que, al apoderarse de gran parte de Siria e Irak, Erdogan estuvo de acuerdo con esas acciones criminales y compraba el petróleo que los yihadistas robaban a los pozos sirios e iraquíes. Así conseguían financiar gran parte de la conquista bélica de aquellos dos países. Y mientras Tayyip Erdogan actuaba de esa manera, sonreía hipócritamente a su colega ruso, Vladimir Putin; a los mandatarios europeos y al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Un doble juego que nos mostraba otro aspecto de su personalidad psicopática y nada confiable. Incluso hacía “oídos sordos” después de los atentados que el Daesh perpetraba en las populosas ciudades turcas de Estambul y Ankara, matando a decenas de turistas y alejando a otros miles de Turquía. Erdogan nunca emitió un comunicado en el que sancionaba, deploraba y condenaba las acciones sangrientas de los yihadistas en las entrañas de Turquía. ¡Nunca! Fue muchos meses posteriores cuando el mismo Vladimir Putin le convenció para que dejara de apoyar al Daesh y no les comprara más petróleo robado en Siria a los asesinos que mataban sin compasión a los civiles en los dos países invadidos. Pero ya la traición al mundo libre y civilizado había sido consumada por parte del dictador turco. No había “cambio de hoja.”

 

            Finalmente, “el último golpe de pincel sobre el lienzo” para darle forma definitiva a la pésima figura de Erdogan, la ha dado la crisis de Venezuela, porque, mientras el mundo libre sanciona moral y económicamente a la narcodictadura de Nicolás Maduro y sus secuaces, Tayyip Erdogan la apoya irrestrictamente, aún en contra de sus socios la Unión Europea y los Estados Unidos, y en detrimento del sojuzgado y hambriento pueblo venezolano. Aquí calza a la perfección aquel viejo adagio popular que reza: “con amigos así… ¡Quién necesita enemigos!” En palabras simples, Recep Tayyip Erdogan es una tabla falsa en la que no se debe apoyar ninguno que se considere su socio, compatriota, aliado o vecino. Sino que lo digan los pobres kurdos y yazzidíes, a quienes Erdogan considera infrahumanos molestos para la convivencia regional y de todos los turcos.

 

            Ya ha habido europeos que han pedido la expulsión de Turquía de la OTAN y con justa razón, y se le reintegre hasta que Erdogan sea alejado del poder; y tampoco se le permita su entrada a la Unión Europea, por la misma causa que hemos apuntado.

 

            Así las cosas, en cada crisis político-militar internacional, el dictador de Turquía evidencia sus falencias, sus equívocos y su torcedumbre de personalidad, quien es un hombre que otorga una amistad falsa, endeble y digna de cuidado, nada confiable para aquellos que tienen sentimientos humanistas y que son la gran mayoría de los líderes actuales alrededor del orbe.


Vladimir Putin en la Crisis de Venezuela

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

Redacción de Mirror Magazine-Quizás el hecho de haber pasado largo tiempo en la sede de la KGB (policía secreta rusa), en Berlín, Capital de la Alemania comunista (oriental), le enseñó al joven Vladimir Putin una virtud muy alemana: ser amigo verdadero de sus amigos. Los alemanes son así… son verdaderos amigos, camaradas hasta el final y en las situaciones que sean. Se me ocurre pensar que así fue realmente; aunque también podría pensar que el carácter de los rusos es parecido al de los alemanes en ese sentido. A lo mejor… ¡Quién lo sabe en estas Américas tan distantes de la cultura europea, tan encerradas en sí mismas y reacias a aprender sobre otras gentes y costumbres! ¿Pero a qué viene esta introducción? Bueno, es que el Premier ruso ha demostrado ser amigo inquebrantable de sus amigos. He de confesar que antes de la aparición del Estado Islámico (Daesh o Issis), en Siria, sentía una profunda animadversión por Putin; pero a medida que se fue involucrando con la aviación rusa en la guerra contra los sádicos terroristas, me di cuenta de que ese grado de compromiso solo lo puede manifestar un verdadero amigo por otro amigo; en este caso Vladimir Putin por Bashar al-Assad, presidente sirio.

 

            Y esa demostración fehaciente de amistad la llevó hasta las últimas consecuencias el líder ruso, al derrotar inobjetablemente al Daesh y liberar a Siria de la criminalidad de ese grupo ultra-fundamentalista, compuesto por brigadas internacionalistas y ex oficiales del ejército de Saddam Hussein. Putin, a esta hora, no ha retirado la totalidad de sus hombres de Siria y los mantiene en la base de Latakia. Recordemos que, en lo peor del avance del Daesh en el desierto sirio y tras haberse apoderado de los principales yacimientos petroleros de ese país, Assad viajó a Moscú para pedirle ayuda militar a Putin y éste, solidario y comprensivo con su aliado político, se la concedió a manos llenas. Fue cuando la aviación rusa acabó paulatinamente con los terroristas del Daesh, cuando el gobierno de Obama parecía coquetear, más bien, con esos criminales y de ahí que muchos periodistas creyeron y publicaron que el Daesh (o Estado Islámico), era una creación diabólica de la Casa Blanca y del gobierno israelí, para socavar a las naciones panárabes, en este caso Siria, Egipto y posteriormente la irreductible Irán.

 

            Pero lo cierto es que, en el fondo de mi pensamiento y de mi alma, fui cambiando mi apreciación sobre la naturaleza humana de Vladimir Putin; no así con el ex presidente Barack Obama, quien me pareció ser un absoluto farsante en la crisis de Oriente Próximo. Y ese sentimiento de admiración se hizo más sólido en mí, cuando los rusos acabaron con el Daesh y salvaron de las decapitaciones y del salvajismo patente, a todos los grupos étnicos de esa región del mundo. Aún hoy tengo sentimientos encontrados cuando leo el nombre de Vladimir Putin. Creo que debo agradecerle, como ser humano que soy, por haber acabado con el terrorista Daesh y habernos salvado a todos, porque esa es la realidad… nos salvó a todos.

 

            No obstante, el Putin que ahora observo me parece un hombre equivocado, rotundamente desacertado en la crisis de Venezuela; porque, ciertamente, la realidad de esta nación suramericana es totalmente distinta a la de Siria, cuando al-Assad viajó a Moscú para solicitarle la ayuda militar al Premier ruso. Es del todo cierto que Assad es un dictador, tanto como lo fue su padre; pero, al margen de ello, se trata de un hombre decente, es un médico graduado en Inglaterra, practicante de la fe musulmana y ha demostrado que ama al pueblo sirio; por el contrario, Nicolás Maduro y la camarilla que le rodea (y le manipula), es un narcotraficante, un genocida “a plena luz del Sol”, quien está matando día a día a su propio pueblo con hambrunas y faltantes de medicinas. El régimen que encabeza Maduro es oprobio puro, es la decadencia de la decadencia, el infrahumanismo en su máxima expresión y la sangre esparcida por las calles de las ciudades venezolanas, de las personas inocentes, quienes no soportan la barbarie a la que están siendo sometidas. Es por ello que no podemos entender, ni ligeramente, el apoyo de Vladimir Putin a esa bazofia de dictadura.

 

            En otras palabras: Putin altruista y honorable en Siria; pero equívoco y deshumanizado en Venezuela. Lo mismo se le puede aplicar cuando apoya moral e ideológicamente a la dictadura de Cuba, en detrimento del hambriento y enajenado pueblo cubano.

 

            Es decir, mi raciocinio me exige que encuentre una explicación más o menos lógica y válida a esas dos actitudes tan disímiles en Vladimir Putin y pienso que talvez el petróleo venezolano sea la motivación para que defienda con tanto empecinamiento a la narcodictadura de Maduro; pero Rusia tiene también petróleo en el Cáucaso y en cantidades impresionantes. Y es cuando mi razonamiento se vuelve a quebrar. Quizás sea “el pulso” geopolítico que quiere mantener con los Estados Unidos y esta posibilidad se torna más creíble aún que la anterior del crudo de Maracaibo. Porque el mismo Putin conoce fielmente de las situaciones catastróficas por las que está pasando el pueblo de Venezuela y él mismo es un hombre de fe, le hemos visto en las grandes Catedrales ortodoxas, practicando el ritual cristiano y no creemos que sea un individuo de doble moral o tan cínico para engañar a quienes le hemos visto en comunión con el Cristo Vivo. Pero, en el caso de la crisis venezolana, Vladimir Putin es una paradoja y de las más colosales que podamos ver en ser humano alguno en este milenio.

 

          Tampoco Rusia está defendiendo a una zona de influencia, como sí la tiene en Oriente Próximo con gobiernos amigos en los casos de Turquía, Irán, Siria y Palestina; más bien la distancia y el gasto económico que representa esta parte de América del Sur, con la narcodictadura de Nicolás Maduro y la empobrecida y socialista Bolivia, significan pérdidas de gran calibre para el Kremlin en lo financiero y militar.

 

Para finalizar, se me ocurre pensar que talvez el mandatario ruso esté defendiendo la enorme cantidad de lingotes de oro que Maduro sacó del Banco Central venezolano y los trasladó a Rusia, antes de que la oposición pro-democrática se hiciera con ese tesoro. Es la alternativa más fiable y realista que se me ocurre ante el desparpajo que supone ser el apoyo del gobernante ruso al infame Nicolás Maduro; pues a otro razonamiento no le veo viabilidad de aplicársele.

 

            Y nuestro entendimiento se nubla más cuando no vemos con claridad cuáles objetivos persigue el ruso en Venezuela. Por lo pronto, solo es evidente la decisión de Putin al enviar dos grandes aviones militares a Caracas, en meses pasados; y la cobardía de la Casa Blanca, que es un verdadero “tigre de papel”, sofista y retórica por antonomasia e impotente en el plano militar que bien podría acabar con el sufrimiento del pueblo venezolano, tan solo con el envío de un contingente de “marines” y otro de la DEA, para atrapar a la camarilla de narcodelincuentes enquistada en el poder en Miraflores. La panorámica gris sigue en este país y la solución ausente desde hace 20 años atrás. 


Mi Último Comentario sobre Venezuela

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

REDACCIÓN DE MIRROR MAGAZINE-Este será mi último análisis a la realidad venezolana; en principio porque creo que ya todo lo he escrito y la opinión pública ya sabe lo que está ocurriendo en esa nación atrapada por una narco-dictadura que se va a perpetuar en el poder. Así que, si leen alguna repetición de lo que ya he redactado en otros artículos sobre este tema, les ruego me perdonen la digresión.

 

            Hoy los latinoamericanos nos levantamos de nuestras camas y nos fuimos a desayunar, acompañamos por nuestro amado café matutino y con la noticia de que la dictadura de Maduro le quitó la inmunidad parlamentaria a Juan Guaidó. En mi caso fue una sorpresa, aunque una sorpresa “controlada”, pues yo me espero cualquier acto vandálico y sucio de parte de los narco-dictadores. De ahora en adelante, al no poseer “el escudo” que lo proteja, como lo era la inmunidad, podrá ser arrestado hasta por “un estornudo”, llevado a una prisión infame como lo son todas en América Latina y dejarlo ahí hasta que se pudra de anciano, sin que la comunidad internacional haga algo en su caso particular y personal y mucho menos por la pobre Venezuela hambrienta y criminalizada de hoy día.

 

            Cuando supe que había aparecido en el escenario de este país un hombre como Juan Guaidó y estaba causando dolores de cabeza al régimen sangriento de Maduro, me pregunté cómo iba a hacer el chavismo para acallarlo, a sabiendas de que si procedía de manera violenta, muy posiblemente eso representaría la caída definitiva del régimen. Y esa pregunta se me quedó guardada en el subconsciente hasta que el tiempo me diera la respuesta precisa. Luego pasaron otros acontecimientos, como la reunión insulsa del Grupo de Lima y su más insulsa declaración final en la que se le pedía el final de la usurpación a Nicolás Maduro y la transición hacia la democracia; pero sin el uso de la fuerza militar; posteriormente se dieron hechos como incendiar un camión con ayuda humanitaria en un puente entre Venezuela y Colombia y otros actos sangrientos contra la población civil de parte de las brigadas populares afines a la dictadura; y finalmente aconteció la gira de Guaidó por América del Sur.

 

            Y mientras se daba esa gira, Nicolás Maduro vociferó amenazante que iba a encarcelar a Guaidó a su regreso a Caracas. “Eso no lo va a hacer”, me dije yo en mis adentros. “Es imbécil el dictador, pero no al extremo de suicidarse políticamente. Tiene quienes lo aconsejen y le dirán que no proceda con la fuerza porque podría causar una reacción internacional definitiva y definitoria en su contra.” Y, efectivamente, no lo hizo. Solamente expulsó al embajador alemán ante su gobierno tiránico, sin que Alemania dijera gran cosa. Vemos entonces la manera como las palabras, la retórica repetitiva y vacía de las naciones enemigas de la dictadura venezolana, no causan ningún efecto en el Palacio de Miraflores, porque lo único que respetan los narco-dictadores comunistas, es a un ejército poderoso que invada a Venezuela. Otra cosa, más bien les causa más hilaridad y burla.

 

            Entonces surgió otra pregunta en mis adentros, “¿Cuál será la acción que va a seguir la tiranía contra Guaidó de ahora en adelante?” Y me di a la tarea de esperar pacientemente, mientras fui observando, comprendiendo y desengañándome tristemente ante el gobierno de Donald Trump, que no hará nada, militarmente, por derribar y sacar a la dictadura de Venezuela. No lo hará. Lamentablemente. Y si los Estados Unidos no lo hacen… nadie más se atreverá, porque Bolsonaro, en Brasil; y Duque, en Colombia, ya han afirmado que no prestarán, siquiera, sus territorios para que parta desde ahí cualquier ejército para invadir a Venezuela. Y es en este punto donde yo afirmo y con letras grandes: LA DICTADURA CRIMINAL DE NICOLÁS MADURO Y SUS SECUACES SE PERPETUARÁ COMO HA SUCEDIDO CON LA CUBANA. ¡Ya lo verán! Y demos un lapso de tiempo: si al llegar diciembre de este 2019 continúa Maduro en el poder, no habrá esperanza alguna, porque la dictadura estará más asegurada que nunca. Eso será así o es así en estos precisos momentos.

 

            Mientras tanto, la misma pregunta ha revoloteado en mi cabeza, “¿Cuál será la acción que va a seguir la tiranía contra Guaidó de ahora en adelante?” Y me han demostrado inusitada inteligencia los asesinos Maduro, Cabello y Padrino, el triunvirato de narco-dictadores que oprimen a los venezolanos, porque de manera supuestamente legal, amparados por esas leyes “de juguete” que moderan presuntamente la vida de ese país, inhabilitaron a Guaidó para que ejerza más cargos públicos, con base en la sedición del presidente del parlamento; y, pocos días después, utilizando la misma argucia, le quitaron la inmunidad diputadil. El tercer paso será… que un contingente de policías lo saque, tarde en la noche, de su casa, y lo encierre en una prisión y que se pudra ahí el resto de su vida. Incluso, dirigentes chavistas lo han dicho abiertamente a la prensa internacional, como es el caso de la diputada afín a Maduro, llamada María León, quien dijo a periodistas españoles: “Es muy poco el allanamiento (levantamiento de la inmunidad), porque no es constitucional quitarnos el agua y la luz. ¿Cómo se trata a los traidores a la patria? No merecen llamarse venezolanos. Yo pediría hacer tribunales populares, que el pueblo diga qué hacer con quien traiciona a la patria.” Y el también chavista Gilberto Pinto dijo con toda claridad: “A Guaidó le espera un ‘resort’ en Tocorón(cárcel en el centro de Venezuela).” Un argumento que impresiona por el descaro al decirlo y por ser una inminente acción que se dará en los próximos días y de la cual no tengo la menor duda que se hará efectiva.

 

            De tal modo, el presidente Trump y sus “perros de presa” en la Casa Blanca, ya saben a qué atenerse; pero dejan que los hechos en contra de Guaidó y Roberto Marrero se sigan dando, sin que muevan un solo dedo para defenderlos y con ellos a toda la nación venezolana. Y si el Pentágono no hace nada… la narco-dictadura podrá proseguir tranquila y segura en Venezuela.

 

            Esas arbitrariedades, disfrazadas de legalidad, en contra de Juan Guaidó, han sido el “jaque” al presidente del parlamento (hoy sin inmunidad), y el “mate” definitivo que acabe con la sórdida partida de ajedrez, será cuando lo encierren en la celda que le tienen preparada desde hace meses. Y con el encarcelamiento de este personaje, junto al de Marrero, la historia y las esperanzas por liberar a Venezuela, quedarán hechas polvo en el suelo y en el recuerdo de todos los que amamos a la democracia y la libertad. Triste final, pero así se perfilan las cosas. Por eso este será mi último artículo sobre esa nación, porque, la verdad, entre otras razones, ya no habrá nada más que escribir sobre Venezuela, cuya dictadura habrá alcanzado el tope máximo de la crueldad, el descaro, la deshumanización y el crimen. Que Dios decida la suerte y el destino de ese país, hoy en las fauces de un grupo de delincuentes asesinos. 


López Obrador Intenta Desviar la Atención sobre

la Penosa Situación de México

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

Comencemos por el principio: el actual presidente de México es comunista y lo demostró abierta y descaradamente al no sancionar moralmente los atropellos inhumanos que comete a diario el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro; y no lo hizo, de la misma manera como no lo hizo el fantoche seudo-mandatario de Uruguay, porque su hijo tiene negocios con los narco-dictadores venezolanos. Tanto Montevideo como México, fueron los únicos países de toda América que se hicieron a un lado para no importunar a la tiranía de Caracas. ¿Revelador, verdad?

 

            ¡Pues bien! Ahora el endeble presidente mexicano, a quien eligieron para ese puesto porque era lo único más o menos presentable que se postulaba en ese momento para la Mansión de Los Pinos, ha exigido al Rey de España, Felipe VI, y al Papa Francisco, que pidan perdón por lo que, supuestamente, perpetraron los conquistadores españoles hace 500 años, durante la Conquista de México. Con sarcasmo les digo, ¡Bonito tema para desviar la atención sobre el desparpajo interno que es México, con una economía por los suelos, con la peor corrupción de América entera por décadas (como dijo alguien, “la corrupción de los mexicanos es tal, que se le debería tratar como si fuese una ‘Institución’”); con una pobreza per cápita impresionante y con un narcotráfico y guerra entre cárteles de la droga, que son vergonzantes, criminales, deleznables y absolutamente impúdicas!

 

            El asunto se asemeja a reabrir una cicatriz en nuestro cuerpo físico, que hace años cerró y solamente queda un leve y triste recuerdo. Y es que la humanidad siempre ha sido igual en todas las latitudes del globo terráqueo: los romanos invadieron a Hispania, a las Galias, Britania, Germania, Lusitania, Grecia, toda Asia Menor y destruyeron y borraron del mapa a Cartago, en el norte de Africa. Luego los bárbaros del centro y norte de Europa (hoy los alemanes), invadieron Roma y la acabaron; y, si nos ocupásemos de recordar invasión tras invasión… simplemente no acabaríamos, porque tendríamos que escribir sobre los hunos, quienes llegaron hasta las puertas del Vaticano; o a los turcos, quienes se posaron ante las puertas de Viena, dejando atrás ríos de sangre de los pueblos conquistados. La humanidad siempreha sido igual en todas partes del planeta.

 

            El caso de Manuel López Obrador obedece entonces a tres motivos: 1. No puede, no sabe, gobernar México, un país al que solo Dios mismo en persona podría arreglar debido a “la gangrena” político/social/económica que le aqueja desde hace décadas; 2. Es un hombre senil, la edad se le nota por encima de su ropa (aunque hay ancianos que son extraordinarias personas por su sabiduría, sapiencia y consejos), repito: se le eligió presidente simplemente porque era el menos malo de los candidatos postulados para ese cargo y esa tesitura de su vida le hace decir cosas incoherentes, fuera de todo registro o racionalidad; y 3. España y los españoles siempre han estado en la mirilla de los mexicanos para atacarlos, son algo así como “los chivos expiatorios” a quienes culpar por las desgracias de siempre de México. Lo mismo podrían hacer los peruanos y ecuatorianos y, sin embargo, no lo hacen con esa majadería y persistencia.

 

            En este tema no voy a “tapar el Sol con un dedo” y decir que los conquistadores bajo el mando de Hernán Cortés, llegaron a México con claveles en las manos y hablando de paz (tal y como se le habla hoy, con toda dulzura y cariño, al asesino venezolano Nicolás Maduro, obviando su sed de sangre cotidiana). ¡Para nada! Los españoles bajaron de sus galeones con los sables desenvainados y los cañones apuntando hacia el interior de México; y fueron batallas sangrientas, de bajas humanas mortales, considerables para ambos bandos; pero la conquista absoluta no se produjo ni en México, ni en América Central, ni en Perú, ni en Bolivia, Chile y Ecuador, debido a que son naciones con poblaciones mayoritariamente indígenas y la huella racial europea o española ha sido mínima, apenas detectable en esas etnias; es decir, la masacre de la cual insisten en hablar y escribir algunos anti-españoles no es tal. Racial y culturalmente, la Conquista fue un rotundo fracaso. Incluso la proverbial pobreza de estos mismos pueblos, es parte de la manera de pensar, de la idiosincrasia, en la que prefieren hundirse antes que progresar. Echarle la culpa de la miseria de América Latina a los españoles que vinieron hace 500 años, es tan demencial y asombroso como la mayor de las invencibilidades que se podría decir. El indígena americano es un fiasco como elemento progresista, sino viajemos a Guatemala, El Salvador, el mismo México, Perú y Bolivia, para observar, ahí en el campo, en la panorámica existente, que ese ser humano es un aliado firme, confiable y permanente de la pobreza.

 

            El indígena es enemigo del trabajo, de los avances modernos; prefiere pedir limosna, imaginarse que todos los días son domingo para lucir sus atuendos y collares y lo peor… prefiere robar, estafar y abusar de las mujeres de otros, antes que ser productivo para la sociedad y su país. Eso lo he comprobado frente a frente, muy de cerca, cuando he coincidido en distintos momentos de mi vida con ellos, en estas naciones mesoamericanas.

 

            Regresando al tema, simplemente la absurda retórica de Manuel López Obrador no tiene cabida en el contexto actual de las cosas, de los hechos, de las razones y de los avances que va creando el mundo moderno; y se ha puesto él mismo “en el camino de las balas” (dialécticas, me refiero), disparadas por los intelectuales y periodistas españoles, quienes han comenzado a rebatirle de una manera que podrían desmoralizar al endeble presidente mexicano y hasta causarle el suicidio por lo tanto.

 

            Para concluir… a Hernán Cortés y los suyos les aterrorizó encontrar en México miles de esqueletos, principalmente calaveras de mujeres jóvenes, que los aztecas utilizaban para sus sacrificios a sus dioses inexistentes; se percataron los españoles de que los mismos pueblos que subsistían ante la crueldad de los aztecas, se sumaron a la Conquista porque estaban cansados de que llegaran a buscar a las doncellas para violarlas y luego ofrendarlas en sacrificio al “dios jaguar, al dios iguana, al dios mono” y a otros dioses que no eran más que babosadas, auténticas babosadas de aquellos seres salvajes que cundían por todo México. Los conquistadores terminaron con esas masacres impunes de aquellos aborígenes, entre otras virtudes que trajeron a esta América que se hundía cada día más en la oscuridad de su atraso cultural, inhumano y anti-metafísico.  


Perdonen, pero he ido Perdiendo el Optimismo y

 la Esperanza

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

REDACCIÓN DE MIRROR MAGAZINE- Después de la última reunión del Grupo de Lima (compuesto por casi todos los países latinoamericanos), creí que se iba a resolver la situación vergonzosa e inhumana de Venezuela; pero cuál fue mi sorpresa… que el documento emitido, posterior a la cita de cancilleres, afirmó que la solución militar no estaba dentro de los planes de los presidentes del continente y le daban paso solo a la transición pacífica de la dictadura de Nicolás Maduro a la democracia de Juan Guaidó. En ese punto específico fue cuando se me cayó la venda de los ojos y me dije… “la tiranía comunista de Caracas seguirá a través del tiempo e indefinidamente.”

 

            Me imaginé la reacción de los dictadores venezolanos, Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y Padrino López, exultantes, felices y confiados, porque eso precisamente era lo que estaban esperando al cabo de dicha reunión… que la opción armada internacional quedara descartada en contra de Venezuela. Era el momento justo para enquistarse en el poder por muchos años más y continuar con las arbitrariedades que incluyen las violaciones constantes y flagrantes de los derechos humanos.

 

            ¿Pero qué sucede con estos presidentes pusilánimes de América entera, incluyendo al supuesto “super-macho” estadounidense, Donald Trump? Francamente nos han dejado anonadados. En palabras simples y sencillas, ha sido “muchas cáscaras y muy pocas nueces,” según reza el dicho popular. Y con ello han dado un plazo valiosísimo a los dictadores para que se incrusten con mayor profundidad en medio del régimen dictatorial. Es decir, las experiencias vividas en la isla de Granada, en el Panamá de Noriega o el Irak de Saddam Hussein, fueron hechos fortuitos imposibles de repetir en Venezuela, aunque día a día la prensa honesta y transparente informe de asesinatos, secuestros, hambrunas, muertes de pacientes en los hospitales por falta de medicamentos y demás lacras inhumanas que suceden en la patria de Simón Bolívar. Esos líderes de las democracias latinoamericanas no quieren comprender que Nicolás Maduro y su narco-grupo de secuaces, no dejarán el poder tan solo al escuchar buenas razones, ni principios humanitarios, ni cosa que se les parezca. ¡Ninguna dictadura comunista jamás ha hecho algo parecido en el devenir de la historia contemporánea! ¡Desengáñense!

 

            Incluso la postura antibelicista con respecto a Venezuela del presidente brasileño, Jair Bolosonaro, ha sido la más sorprendente de todas, por encima, incluso, a la de su colega colombiano, Iván Duque, quien sabe, con toda certeza, que los carteles de la droga que ensucian la imagen de Colombia y delinquen en ese país, se afincan en la Venezuela  de Maduro; lo mismo hacen los guerrilleros de izquierdas que operan en contra del gobierno de Bogotá. Reitero: la narco-camarilla izquierdista de Caracas jamás dejará el poder por una razón distinta a la militar. Eso está más claro que el agua y muchísimos analistas, politólogos y periodistas que seguimos la tensa situación venezolana, lo sabemos mejor que los mismos gobernantes del continente.

 

            De tal manera, el tiempo transcurre y protege de paso a los tiranos; más las premisas que se van dando en estos momentos en Europa y en los Estados Unidos, con los “chalecos amarillos” en Francia; las elecciones presidenciales en España, los juicios a los separatistas catalanes; las acusaciones en Washington D.C. contra Donald Trump de parte de su ex abogado por el pago a sus supuestas amantes, etcétera, etcétera, etcétera… es decir, el derrotero del mundo ha seguido su curso en cada nación y va dejando al margen la crisis permanente que sufre el pueblo venezolano.

 

            Finalmente, en un intento de síntesis, el hecho preciso del secuestro de Roberto Marrero, el asesor de Juan Guaidó, de parte de las fuerzas represivas de Nicolás Maduro, no ha servido de “pretexto” para que la Casa Blanca y el Pentágono hablen de invasión militar a Venezuela; tampoco ello ha ocurrido en Brasilia ni en Bogotá. Es decir, a los narco-tiranos de Caracas parece que todo, lo sacro y lo diabólico, les está permitido; mientras que, a las democracias legítimas del continente, ninguna acción coercitiva y justa les viene bien. De mi parte, en mi caso personalísimo, no puedo sentir más que decepción, desilusión y desesperanza, al ver que la tiranía prosigue, a la vez que mata de hambre a todo un pueblo inocente y cautivo en las garras del narco-comunismo.


Respaldo del Ejército Venezolano a Maduro,

es Sospechoso

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

CARACAS, Venezuela- Cuando escuchamos hablar a uno de los altos militares de esta nación, dirigiéndose al pueblo, ineludiblemente notamos que se trata de un hombre inteligente e instruido y lo mismo podemos pensar de los otros oficiales que le acompañaron en ese momento y que todos vimos gracias a las tomas de la televisión internacional. Entonces surge la pregunta obligada que no alcanzamos a respondernos a nosotros mismos, ¿Si esos soldados son tan brillantes en el plano intelectual, que manejan la retórica de manera tan coherente y convincente, porqué continúan apoyando al “orangután” llamado Nicolás Maduro y que se apertrecha en el Palacio de Miraflores, sede de la dictadura?

 

            Es indudable que esos mismos militares observan día a día las falencias del pueblo venezolano que, sino emigra hacia el exterior en verdaderas “ríadas humanas”, busca cómo alimentarse con lo poquísimo que hay dentro del país; lo mismo sucede con las medicinas, asistencia médica y otras situaciones perentorias para las partes sociales que se ven estrujadas más allá del límite. Y nos volvemos a preguntar, ¿Por qué si esos soldados ven lo que hemos descrito, continúan apoyando al “orangután” Maduro, ante la posibilidad de abrir un mundo mejor en Venezuela? Es decir, las actitudes de estos hombres de la armada venezolana, no son congruentes con lo que la dictadura ha destruido a lo largo de los 20 años de usurpar el poder. Un hombre, un grupo de hombres inteligentes e instruidos, no pueden cerrar filas por ninguna razón honesta, transparente y justa, en torno al dictador; sin embargo, los militares venezolanos se empecinan en hacerlo.

 

            Sabemos que los cubanos que están controlando a este país, suman cerca de 60 mil y últimamente han arribado también rusos enviados por Vladimir Putin, el amigo más reciente logrado por el dictador Nicolás Maduro; y es posible que ello sea el atenuante para que los soldados venezolanos continúen fieles a la dictadura chavista, quizás. En todo caso, podría haber otras razones que no son evidentes y una de ellas podría ser el narcotráfico del cual se sustentan económicamente los altos mandos venezolanos. Más aún si tomamos en cuenta que en Bolivia, el primer productor de la hoja de coca en el mundo, hay otra dictadura de izquierda semejante a la venezolana y que surte con facilidad, prontitud y eficacia a los productores de cocaína, para que procedan a efectuar el negocio millonario del narco. A esto debemos sumarle las situaciones geográficas de Nicaragua y Cuba, aliados también del régimen carcelario de Maduro, y que podrían actuar como puertos de llegada de la droga que parte desde Caracas. Algo que, en su momento, el mismísimo Pablo Escobar Gaviria planeó y ejecutó con la anuencia de los sandinistas nicaragüenses y los hermanos Castro en La Habana.

 

            Ciertamente, Juan Guaidó, el presidente legítimo de Venezuela ha reiterado que, sobre los militares de su país, habrá amnistía; pero, aún así, los soldados no confían en dicha ley, posiblemente porque sus actuaciones en el narcotráfico son tan convincentes y claras para la DEA estadounidense que saben que, si la dictadura cayera, ellos estarían perdidos con eventuales extradiciones hacia los Estados Unidos, semejante a lo que le sucedió a Manuel Antonio Noriega cuando fue bajado del poder en Panamá. Es indudable que la DEA tiene los perfiles de esos militares venezolanos y está deseosa de “echarles el guante” cuando les sea permitido.

 

            Que la soldadesca de esta nación suramericana vive mejor que el pueblo, que tiene acceso a medicina de alto nivel y a comestibles que son impensables para el ciudadano normal… es del todo cierto; pero no solo ese es el acicate para apoyar a Maduro y su estéril dictadura; sino que hay algo más de fondo y que la oficialía sabe que si suelta las riendas, estarán perdidos, irremediablemente perdidos ante la justicia internacional.

 

            Juan Guaidó no la tiene fácil y con él, tampoco la tiene fácil el mundo entero que deplora la existencia del desgobierno de Maduro y su reducido grupo sostenido por Cuba. En todo caso, todo pende de un hilo en Venezuela, un delgado y susceptible hilo para que todo se precipite hacia el vacío.


En Cataluña, los Demagogos sin Máscara

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

BARCELONA, España-Lo que me da verdadera tristeza no es la existencia de los demagogos, esos mentirosos que siempre han existido en la política a lo largo de la historia; sino la actitud crédula de los pueblos, que los siguen hasta el abismo si es posible. El poder de un demagogo puede ser tanto y tan peligroso, que, hay quienes darían sus vidas, aunque supiesen que se trata de defender una causa perdida. En el “problema” catalán de estos días, están identificados tres demagogos a ultranza, engañistas consumados y experimentados: Carles Puigdemont, Artur Mas y Oriol Junqueras, este último es el menos. Y los tres siguen las líneas trazadas por el peor corrupto que ha tenido esa autonomía española… Jordi Pujol, un pequeño-gran estafador, un ladrón de siete suelas, quien saqueó durante años las arcas de la Generalitat y colocó su inmensa fortuna mal habida, en Andorra, un paraíso fiscal por antonomasia. Con un génesis así y unos ejecutores en la práctica del independentismo catalán, la “criatura”, el fenómeno de la emancipación, está más que maldito, algo así como un aborto del infierno.

 

            Decíamos que las gentes que se dejan arrastrar nos dan una profunda y manifiesta pena, porque eso es precisamente lo que estamos observando en Barcelona y demás ciudades catalanas. El ciudadano sabe que el poder central en La Moncloa, en Madrid, nunca dará su brazo a torcer y aplicará la Constitución española cada vez que estos tres demagogos quieran violentar el orden establecido; sabe que la independencia es un sueño, un espejismo, que los mismos tres demagogos están utilizando no sabemos con cuáles objetivos personales o económicos, que redundarán solo en beneficio de ellos y de nadie más.

 

            Aún así, sabiendo lo anterior, los catalanes “de a pie”, la gran masa –esa misma a la que se refiere José Ortega y Gasset-, salen a las calles a quebrar vidrieras, a vociferar afuera de los hoteles donde se hospedan los oficiales de la policía llegados desde Madrid, para detener el desparpajo de referéndum; y a lanzar consignas reiterativas que aturden a quienes las escuchamos de sus labios. Ese es el poder de losdemagogos. Y si nos remitimos a las fachadas de los tres, el menos falso –repito-, nos parece ser Oriol Junqueras. A lo mejor es solo “un peón” usado por Puigdemont y Mas, para hacer más poderoso “el imán” que atrae a las masas. El verdadero Rasputín es Artur Mas, es quien comenzó con mayor fuerza el proyecto de Jordi Pujol, ahora inutilizado políticamente, cuando la justicia española le descubrió su juego de desfalcos de millones de Euros que saqueó al gobierno catalán, en unión de su esposa e hijos. Un clan familiar auténticamente mafioso, aún más efectivo que la misma mafia italiana tradicional.

 

            Carles Puigdemont, actual presidente de la Generalitat, es el alumno aventajado de Artur Mas, es quien interpreta con precisión y alegría, las órdenes y contraórdenes giradas por el “cara de piedra” de Mas, el sujeto con la permanente sonrisa y mirada de pillo detrás de sus gafas anticuadas. Es por ello que, siempre veremos a Mas dándole unas palmaditas en las mejillas a Puigdemont. o un beso paternal en la frente; justamente porque el chico sabe a la perfección lo que tiene que hacer, cuándo y dónde, aunque no tenga un por qué (por lo menos en apariencia).

 

            Descrito lo anterior, aparece en las Antípodas el poder en Madrid, el presidente de España, Mariano Rajoy, su Gabinete ultra-leal; el Rey Felipe VI, y el sistema judicial del país. Las fuerzas están debidamente definidas y claras. En esto no existe ninguna penumbra, ninguna duda de quiénes se enfrentan contra cuáles.

 

            Desde nuestra estancia, según nuestro punto de vista, Mariano Rajoy debería dejar a los demagogos catalanes para que organicen y lleven a la práctica un referéndum ordenado y con el aval de la justicia. Solo así, los españoles, los catalanes y el mundo entero, llegaremos a la sana conclusión de que ese pueblo no quiere deslindarse de España por ningún motivo. En otras palabras, los catalanes no quieren ser independientes, por lo menos la mayoría, que es lo que importa en este caso. Se sienten bien siendo españoles, catalanes y europeos, según dicen ellos mismos. Aún así, conociendo este dato, los tres demagogos continúan con su necedad independentista.

 

            ¿Pero qué sucedería en el caso de que Cataluña logre desligarse de la Patria? Bueno, el ejemplo de lo sucedido en Los Balcanes, con la antigua Yugoslavia, cohesionada solamente con la mano de hierro del mariscal Tito; lo mismo sucedido en Checoslovaquia con su partición en dos; y con el Imperio Dual Austro-Húngaro, el resultado para Cataluña sería más o menos así: surgiría un Estado débil en lo económico y emocional; política y peligrosamente dividido en dos por quienes quisieron la independencia y quienes la adversaban; aislado diplomática y comercialmente del resto de la Unión Europea; y con tres demagogos y una familia gansteril –los Pujol-, ejerciendo una velada dictadura en la que subirán a gobernar a quienes ellos apetezcan y los mantendrán ahí, en el seno del poder, hasta que a ellos también les dé la real gana. Eso lo saben los Junqueras, Mas y Puigdemont; pero ni con toda la fuerza del averno se lo dirán a los ciudadanos. La verdad es mejor no decirla en ciertas ocasiones y esta es una de ellas.

 

            Cataluña en el mapa europeo será solo un pequeñísimo y débil Estado, que ya no contará con la ayuda económica de Madrid y tendrá que hacer sus propios esfuerzos nacionales por alcanzar algo de relieve en el tinglado de las naciones. Ahí están los ejemplos de Serbia, Croacia, Montenegro, Bosnia, la República Checa, Eslovenia, etcétera… países surgidos de la incisión de otro más grande y debilitados precisamente por su pequeñez, sus escases de planes y su poca fuerza interior. Amén de una producción industrial, literaria o farmacéutica, totalmente opaca o inexistente.

 

            En un intento de síntesis de nuestra parte, tenemos que decir que la decisión final la tiene en sus manos el gobierno español, que tiene que llevar hasta los tribunales a los tres sediciosos, a los tres demagogos catalanes y encerrar definitivamente a la familia gansteril de los Pujol, no sin antes explicarle con claridad todos los desfalcos millonarios que esos sátrapas le hicieron al fisco de la Generalitat.

 

            Bien por la Guardia Civil enviada desde Madrid; bien por el Rey Felipe VI; bien por el Presidente Mariano Rajoy y su sólido Gabinete de Estado y bien por esos miles de catalanes, quienes sí están conscientes de que el llamado a la independencia, es solo el quejido engañoso de los tres demagogos, un canto de sirena, y no se lanzarán al mar a por la aventura mortal. 


La Hora de las Culpas… el Punto de Inflexión

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

AMÉRICA CENTRAL-Yo no sé usted, amigo lector; pero yo, en lo personal, asumo mi cuota de irresponsabilidad por lo que le hemos hecho al planeta. Es más, creo que los seres humanos adultos de estas últimas épocas, todos, absolutamente todos, somos culpables de haber herido de muerte a la Tierra. Y no estoy utilizando aquí la retórica cuasi poética de los conservacionistas que se van a limpiar las playas o salen con pancartas por las calles de Berlín, New York o París, clamando “consciencia” por los desastres que derivan de un planeta que hemos ido destruyendo año con año. ¡Nó señores! Lo mío es preocupación de verdad, auténtica; no es una simple postura a la “moda.”

 

            Y me remito a los hechos, no de algunas décadas atrás, sino de este septiembre del 2017. Repasemos el panorama dantesco, apocalíptico si se quiere: huracanes en el Caribe que han destruido a ciudades poderosas como Houston y Miami; también han arrasado a la Cuba empobrecida por los criminales hermanos Fidel y Raúl Castro y a las islas adyacentes en el mismo Océano Atlántico. El último de ellos destruyó a Puerto Rico. Sumémosle a esta lista inconcebible los dos terremotos en México; y quien no haya interpretado el clarísimo mensaje que la naturaleza, fuera de control, está dando a conocer con cada tragedia, pues no sabemos en cuál mundo vive o está cegado adrede ante los acontecimientos. Y la pregunta que se deriva de todo esto… es, ¿Qué seguirá ahora en octubre, un mes en el que las lluvias arrecian en la Cuenca del Caribe, con fuerza trepidante? Desgraciadamente, la mayoría de las personas prefieren volver el rostro a un lado y no contestar, no imaginar siquiera.

 

            Es así como en estos momentos fatídicos, estamos viviendo lo que yo llamo, “la hora de las culpas”, porque la humanidad es la culpable absoluta de lo que está sucediendo; porque dementes como el dictador con cara de niño de Corea del Norte, observando lo que sucede en el otro hemisferio del planeta, insiste en lanzar misiles y detonar bombas de hidrógeno, aumentando aún más las calamidades naturales. Recordemos que el temblor fortísimo que se sintió en el mes de agosto en la península coreana, fue causado por la explosión de una poderosa carga nuclear, por órdenes de ese individuo irracional que debería estar recluido en un Hospital Psiquiátrico, sin más dilación. La pregunta que le va a este sujeto es, ¿Qué quiere demostrar con sus actitudes desafiantes; a quiénes quiere impresionar; y a quiénes quiere poner de rodillas? Aparte de que no sabemos hacia dónde desea ir con su “guapería,” con su matonismo fuera del registro normal.

 

            Por otra parte, en medio de este punto de inflexión en el que está el planeta, carecemos de los líderes que puedan unirse para discutir sobre el grave problema del cambio climático, las catástrofes naturales y las soluciones a esa amalgama de situaciones dantescas. Más bien, por el contrario, estamos rodeados por una serie de mandatarios corruptos, tanto de confesión democrática como comunista, cuyas únicas intenciones son hacerse más ricos, estafar más al tesoro de sus respectivos países y detentar el poder con base en la fuerza y el engaño, con esas argucias demagógicas a las que no terminamos de acostumbrarnos cada vez que hay votaciones o golpes de Estado. Y mientras México, Houston, Miami, las islas del Caribe y Puerto Rico tratan de ponerse de pie tras las catástrofes naturales, no ha aparecido un líder con suficiente peso mundial, para proponer una Cumbre realista, de donde salgan ideas prácticas, efectivas y eficaces, para salvar a la Tierra. No ha aparecido ninguno. Por lo pronto, a salvarse cada quien, porque esto apenas comienza. Esa es la gran y recalcitrante verdad de nuestra época. 


Taiwán se Juega la Vida en América Central

 

Por José Angel Lagos-Jiménez -Editor/periodista-

 

ISTMO CENTROAMERICANO-“La Provincia Rebelde”, como llama China a Taiwán, tiene varios aliados en esta región, que se traducen en los siguientes números: de los 20 países que reconocen a la isla oriental, 10 se ubican en América Central y el Caribe; de aquí la importancia de mantener a esos amigos fuere como fuere. Si recordamos bien, la China comunista o continental, todos los días reclama a esa pequeña porción de tierra rodeada de mar, a la que considera separada sin ninguna legalidad de la influencia y dominio de Beijing. Es por eso que Taiwán necesita de naciones amigas que sustenten su existencia como Estado frente al resto del mundo.

 

            Pero esa situación es sumamente insegura e incierta para los taiwaneses, en una Centroamérica que cambia de postura de acuerdo a los mandatarios que vayan llegando al poder en los distintos gobiernos. Recordemos el caso de Costa Rica, que se declaraba sólida aliada de la isla de Formosa; pero al llegar Oscar Arias al poder, este ex presidente simplemente (en el 2007), le clavó el puñal por la espalda a los taiwaneses y giró sus simpatías hacia la China de Mao. Hace pocos días, el 13 de junio de este 2017, para ser exactos, el gobierno de Panamá anunció que abría relaciones diplomáticas con Beijing y, por lo tanto, rompía contundente y definitivamente con Taipéi. De inmediato, los taiwaneses se imaginaron lo peor, tales los antecedentes con Costa Rica y los panameños, y creyeron que se iba a producir “el efecto dominó” en las demás naciones de la región y se iban a ladear a favor de la China comunista, como ha venido ocurriendo.

 

            Sin embargo, las demás Cancillerías no han anunciado algo parecido y Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Belice, continúan fieles a su amistad a pesar de que la pesada y gigantesca sombra de los chinos maoístas continúa cerniéndose sobre el istmo. Resulta extraño, en todo caso, que los gobiernos salvadoreños y nicaragüenses, siendo afines a Beijing, no hayan roto aún con los chinos insulares. Naturalmente, los esfuerzos por mantener esos lazos, les cuestan millones de millones de dólares a los taiwaneses, debido a que compran las voluntades por medio de donaciones estridentes de dinero, erigen grandes obras de infraestructura (puentes, hospitales, clínicas, etc.), y lo hacen gratuitamente, obsequiosamente, a los gobiernos y personas individuales amigas, para que les sigan respaldando diplomática e internacionalmente.

      

            En el caso de Manuel Zelaya, ex presidente de Honduras… estaba decidido a romper con Taiwán; pero el golpe de Estado que lo tiró del poder, impidió que se diera dicho rompimiento. Algo parecido iba a suceder con el Frente Farabundo Martí cuando llegó al poder en El Salvador. La decisión ya había sido tomada; pero los chinos continentales aconsejaron a los salvadoreños que no lo hicieran, puesto que se avecinaban conversaciones Beijing/Taipéi y que, a la postre, iban a beneficiar al entendimiento entre las dos Chinas, la comunista y la capitalista insular. Pero, a pesar de esos temores, Taiwán sigue siendo aceptada por las naciones centroamericanas, primero, como ya hemos dicho, por las jugosas regalías de millones de dólares que da constantemente a estos empobrecidos países; y, segundo, porque Beijing está demostrando una disminución de su interés por el istmo, y, por el contrario, le interesan más las materias primas que hay en Suramérica. Tal es la panorámica para Taiwán, que oscila entre la inestabilidad y el sonido del dinero que regala a manos llenas a los políticos de esta región. 


El Desparpajo del Neo-Comunismo

 

Latinoamericano

 

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor-

 

AMÉRICA CENTRAL- Salvo en Venezuela, en las demás naciones atrapadas en eso que se ha dado por llamar “neo-comunismo” en Latinoamérica, no ha habido necesidad de disparar un solo tiro para que sus líderes caigan uno tras otro, igual a las piezas del dominó, ordenadas con precisión. En Argentina, para citar el primer caso, no cabe la menor duda de que su ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hizo verdaderos “festines” con dineros públicos a las espaldas del pueblo y podría ser la próxima en conocer una celda, después de lo ocurrido en Brasil con Lula da Silva; y en Perú, con Ollanta Humala. En Ecuador, en otro mal ejemplo de lo que no se debe hacer al gobernar, su izquierdista ex mandatario, Rafael Correa, ha dejado una deuda externa por US$27,871 millones. Algo con lo que tendrá que vérselas su sucesor en el pode, Lenín Moreno. ¿Será por eso que Correa ha decidido fijar su residencia permanente en Europa, previendo un futuro  arresto en su país, cuando se destapen sus otros actos corruptos?

 

            De tal manera que, los fervientes seguidores de Fidel y Raúl Castro, en el cono sur latinoamericano, van entrando uno a uno a las salas de juicios, acusados del desparpajo de la corrupción, traducida en robo, regalías indebidas, lavado de dinero, tráfico de influencias y demás lacras tan propias de los comunistas a lo largo de la historia. Y mientras ello sucede, la dictadura de Daniel Ortega y su impresentable mujer, en Nicaragua, se va quedando más sola; y más aún en momentos cuando Nicolás Maduro, en Venezuela, aparece más inseguro en el poder dictatorial legado por el no menos corrupto y mentor, Hugo Chávez Frías. En Panamá, para citar otro mal ejemplo centroamericano, pronto saldrán a la luz las investigaciones que la prensa ha estado haciendo al actual presidente, Juan Carlos Varela, por las supuestas donaciones que recibió de la empresa corrupta Odebrecht, la misma que ha enviado a Humala a la cárcel y tiene a Lula da Silva al borde del paroxismo, al recibir la condena de 9 años de prisión, por confabular unido a esa misma compañía constructora brasileña y por otros tópicos más, que son prueba de su deshonestidad como persona y político. Es así como Ramón Fonseca Mora, co-propietario de la también corrupta firma de abogados panameña, Mossack y Fonseca, ha dicho que, en una oportunidad, el mandatario Varela le dijo textualmente, “yo he aceptado donaciones de Odebrecht, porque no podía pelearme con todo el mundo.”

 

            El mismo Fonseca, el del famoso caso “Panamá Paper’s”, señaló que Odebrecht constituyó en esta nación centroamericana muchas sociedades, en las que también están implicados el anterior presidente de la república, Ricardo Martinelli (hoy en fuga), y sus dos hijos, Luis y Alberto, concretamente en lo relacionado con la adjudicación a los brasileños de la construcción de la carretera llamada Cinta Costera III, en la cual los Martinelli se embolsaron “por lo menos un billón de dólares”, según opinión del mismo Ramón Fonseca. Y agregó, “para concebir el esquema criminal de sobornos, Odebrecht y sus conspiradores crearon, fundaron y elaboraron una estructura financiera secreta que operaba para desembolsar pagos a políticos y funcionarios (…)”. Lo cierto es que los tentáculos de esa engorrosa empresa del Brasil, ya ha enviado detrás de las rejas a un ex presidente, tiene a otro a punto de ingresar a prisión y al panameño Varela “navegando en aguas turbulentas.” Es así como el neo-comunismo latinoamericano cae pieza tras pieza, más rápido de lo que muchos esperábamos. Hechos que nos llenan de satisfacción. 


Baltasar Garzón y la Necrofilia    

   

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor-

 

TEGUCIGALPA, Honduras-De las obras literarias que he leído a lo largo de la vida, hay una, en particular, que me ha llamado más la atención que las demás y es la del psicoanalista y escritor Erich Fromm y su definición de la biofilia y la necrofilia. Señala él que los seres humanos nos encasillamos en uno u otro concepto; es decir, o somos biófilos o necrófilos. No hay tercera opción. ¿Pero en qué consisten ambas definiciones? Veremos: la biofilia es el amor por la vida, por los rasgos maravillosos que se pueden contemplar en la Creación; y la necrofilia es todo lo contrario, es la atracción por la muerte, por lo oscuro, el suicidio, los funerales, los malos olores y el ambiente tétrico. Algunos profesionales en psiquiatría dicen que la necrofilia es solamente el placer sexual con cadáveres, que muchos enfermos suelen practicar. Pero esa es la decadencia absoluta del concepto. Es válida pero no lo es todo. Hay matices en cuando a la necrofilia.

 

            Bueno, después de la anterior introducción, “aterrizamos” en la figura del ex juez español Baltasar Garzón, sin lugar a dudas un individuo que presenta rasgos de megalómano (amante de la fama y el encumbramiento personal); y de necrófilo. ¿Por qué esto último? Porque sus acciones lo delatan, porque ha buscado a la prensa para dar a conocer sus intenciones con los muertos. Es decir, pretende exhumarlos por dos razones: una evidente, que es la búsqueda insaciable de la fama, el estar siempre en las primeras planas de los periódicos del mundo y que no lo olviden fácilmente; y la otra obedece a algo intrínseco de su personalidad, que ni él se percata que lo padece, cual es su atracción por la muerte.

 

 Recordemos que hace algún tiempo quiso desenterrar los restos del poeta Federico García Lorca, con el pretexto de saber cómo y quiénes causaron su asesinato; y hace poco, quiso que exhumaran los cadáveres del Generalísimo Francisco Franco y de José Antonio Primo de Rivera, para, según Garzón, sacarlos de sus sepulturas en el Valle de los Caídos y enviarlos a otro lugar. Pero la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, se lo denegó. En todo caso, el ex juez ganó otras portadas de periódicos, al menos con su febril intención.

 

            La actitud necrófila de Garzón me recuerda a los nativos de la isla de Madagascar al costado sur del Africa, en el Océano Índico, quienes sacan de los cementerios, una vez al año, los restos de sus parientes fallecidos, los pasean por las vetustas ciudades en andas y luego los depositan nuevamente en sus tumbas. Ello tiene una connotación mística, religiosa, además de necrófila. Y el ex juez español no está muy distante de tales acciones.

 

            En lo que respecta a Honduras, ha metido su inoportuna palabrería hasta el fondo en el caso del asesinato de la activista Berta Cáceres, abogando porque se esclarezca el crimen; también ha manifestado que las elecciones en este mismo país, fueron fraudulentas, como si alguien le estuviera preguntando su nada importante opinión. Recordemos también que quiso atrapar a Augusto Pinochet y ahora mantiene fuertes lazos de amistad con la dictadura de Venezuela. Es muy evidente que Baltasar Garzón ama la popularidad, el que se hable siempre de él en la prensa y en las tertulias y para ello se agarra de personajes de la vida diaria, opinando, discrepando y entregándose a causas cuyos resultados siempre serán fallidos; pero lo único que no le falla al ex juez es su protagonismo, sin importarle el costo ni el qué dirán.


Escribamos Algo de “don Lucho”

 

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor-

 

SAN JOSÉ, Costa Rica- Don Luis Alberto Monge Alvarez, el ex presidente de esta nación, acaba de fallecer a sus 90 años. “Don Lucho” (y lo llamo así por su forma de ser bonachona y cercana), fue uno de esos “últimos señores que quedan”, según describió el poeta español Federico García Lorca. “(…) Porque hay señores del apellido y señores de la sangre, de esos que no responden a los títulos nobiliarios, sino que son señores porque sí, porque les va y lo son.” Dijo en su oportunidad. Pues don Luis Alberto Monge Alvarez era de esos caballeros que cuesta tanto encontrar en esta América tan descuidada en ese sentido.

 

Fue mandatario de Costa Rica de 1982 a 1986, un período en el que demostró toda su valía y valentía, cuando América Central se encontraba a un paso de caer en las garras del comunismo incentivado por Fidel Castro con su constante envío de armas y asesores militares a Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Los costarricenses habíamos tenido en la presidencia de la República a uno de los peores demagogos que se puedan recordar… Rodrigo Carazo Odio, un individuo que no paraba de hablar (que se me entienda… no era brillante orador, sino una “especie de radio descompuesta” que no sabes cómo se le apaga y no resistes más su ruido), quien, con base a esa verborrea extraordinariamente cansina, logró engañar al pueblo para que votara por él. En resumen, dejó al país casi en la miseria y el nuevo mandatario tendría la colosal misión de redimirlo, levantarlo de sus cenizas sociales y económicas y devolverle el honor al ciudadano. Un honor que le fue arrebatado en el lapso en el que Carazo Odio colaboró con los sandinistas nicaragüenses en el derrocamiento de Anastasio Somoza y fue gran amigo de Castro Ruz y Omar Torrijos, el “policía-dictador” de Panamá.

 

            La propaganda cruel y descarnada de sus adversarios, camino a la presidencia, le describían como un alcohólico en potencia y lo decían de esta manera grosera y sin florituras: “La mujer de Monge (Doris Yankelewitz, judía), habla en hebreo, mientras que su marido, Luis Alberto, habla en ebrio.” Y así se les iban los días a sus enemigos políticos, desprestigiándolo. Empero, al alcanzar la presidencia, después de unas elecciones en las que el votante costarricense demostró todo su enojo por el engaño al que había sido sometido por el des-gobierno de Rodrigo Carazo, hizo una de las gestiones más brillantes y provechosas para Costa Rica. Levantó la economía, atrajo nuevamente a la inversión extranjera que había salido huyendo del país; tranquilizó a la gran masa de ciudadanos que estaban sin esperanzas ni anhelos de ninguna especie; y, al concluir su gestión presidencial, Costa Rica volvía a ser la misma de antes o quizás… mejor que antes.

 

            Don Luis Alberto Monge Alvarez era un hombre de campo, agricultor básicamente; terminó apenas la educación secundaria, mientras estudiaba en sus momentos de descanso entre saco y saco de verduras, cuando trabajaba en un mercado durante su juventud. No fue nunca a la Universidad, pero toda su vida fue un lector incansable. Su verbo era lento, pero brillante, arrobaba al oyente, lo embelesaba, aunque no con ese embeleso de los demagogos, sino del hombre de bien que desea lo mejor para sus gentes. Cerró filas con Ronald Reagan y le puso un alto firme y decidido a los sátrapas sandinistas que hacían de Costa Rica un sitio para vacacionar y con don Luis, se comenzó a ver la esperanza de una Centroamérica mejor. Paz a sus restos y la grandeza de la historia centroamericana. Ha muerto todo un Señor… un gran señor, de esos que nos hablaba García Lorca.


Por Supuesto que te Recordaremos, Fidel

 

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor-

 

AMÉRICA CENTRAL- Ha muerto uno de los seres más detestables de la historia de América Latina… Fidel Castro Ruz, el tirano causante de la postración permanente del pueblo cubano, quien lo dejó sumido en la miseria material, el hambre, la opresión, la falta de trabajo y de progreso individual y conjunto. No tengo la menor duda de que la maldad y la demencia (la esquizofrenia), son dos estadios del alma humana que van de la mano, inseparablemente, y Fidel Castro era un individuo malo y esquizofrénico a la vez. Por supuesto que en Centroamérica tenemos razones fuertes para recordarlo; pero no será un recuerdo agradable, porque Guatemala, El Salvador y Nicaragua, aún muestran la sangre que dejaron los muertos, los miles y miles de campesinos y soldados que se enfrentaron engañados por la retórica del dictador antillano asentado en Cuba.

En medio de la convulsa década de los 80, las armas llegaban por las noches a Puerto Corinto, en Nicaragua, o a la desembocadura del Río San Juan, en el Atlántico, para apertrechar a los salvajes sandinistas y a los guerrilleros del FMLN salvadoreño. Fidel y su hermano Raúl, enviaron el armamento manufacturado en la Unión Soviética para desangrar a estos pueblos. Y más allá del enorme genocidio… no logró nada, excepto en la Nicaragua actual donde Daniel Ortega y su impresentable mujer tienen a ese país por el cuello, apretándolo cuando se les ocurre y por la sinrazón que se les ocurra. En Costa Rica, la sombra nefasta de Fidel Castro tuvo otra connotación distinta, no sangrienta como en el resto de la región, pero sí perniciosa, grotesca y ruinosa de la paz social y laboral. En 1983, el partido comunista costarricense, obedientemente fiel a los dictados de La Habana, logró expulsar a los empresarios bananeros de la zona sur de este país, mediante una feroz e interminable huelga de los trabajadores, engañados con la palabrería marxista. El resultado final fue un estado de pobreza y desaliento en aquel lugar, que quedó desprotegido y sin fuentes de trabajo al marcharse la Compañía bananera. Aún hoy día, en el 2016, las ciudades sureñas de Costa Rica acusan los rasgos de la equivocada lucha de los trabajadores manipulados.

 

            Y en ese trajinar diario, en lo personal, me he encontrado en mi vecindario a líderes comunistas que fueron becados en su momento e hicieron estudios en Cuba, regresaron a Costa Rica casados con mujeres cubanas, también fidelistas; pero viven aquí en condiciones de oligarcas, con todas las comodidades que les ha dado este capitalismo que tanto dicen odiar y que, sin embargo, se valen de él para gozar de la opulencia. No quiero concluir esta columna sin recordar una anécdota de la que fui partícipe: el ex presidente de la República, Rodrigo Carazo (ya fallecido), gran amigo de los sandinistas y de los hermanos Castro, quiso conocerme debido a mis trabajos en un periódico de California para el cual yo trabajaba en aquellos años 80. Apenas me hube sentado al frente suyo, arranqué con la primera pregunta para dar inicio a la entrevista, “¿Don Rodrigo, ante la situación sangrienta por la que pasa América Central en estos momentos, usted cree que se podría convencer a Fidel Castro de que, sin ninguna demagogia, (…).” Pero al escuchar la palabra “demagogia”, el ex mandatario costarricense me interrumpió y me dijo, “Fidel Castro no es un demagogo… es un hombre muy serio.” Ahí mismo terminé mi trabajo ese día. Carazo era admirador del genocida recién muerto y también era socio de los sandinistas en negocios en Nicaragua. Así se cernía la sombra de Castro Ruz sobre estas naciones, mientras las balas zumbaban aquí y allá y la muerte cabalgaba por todo el istmo.


El Tesoro de las FARC

 

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor- 

 

AMÉRICA CENTRAL-Este titular recuerda a esas leyendas que abundan relacionadas con galeones españoles hundidos por los piratas en tiempos de la Colonia; trenes nazis escondidos entre la espesa vegetación de los bosques de Europa oriental o al mismo Conde de Montecristo cuando encontró el tesoro que el Abad Faria (ex compañero suyo de prisión en la Isla de If, Francia), le confesó que existía en otra isla del Mediterráneo. Pues las Fuerzas Revolucionarias de Colombia tienen su tesoro en millones de dólares, producto del narcotráfico, la extorsión y el secuestro, que han practicado desde que aparecieron a la luz (o mejor dicho, a la oscuridad), de la realidad colombiana.

 

            Y es que esta América Central con sus dictaduras de izquierdas y gobernantes simpatizantes con los guerrilleros, se ha convertido en algo así como el remanso donde los mercenarios han depositado en Bancos, en cuentas personales de amigos y en inversiones que no han sido otra cosa que lavaderos de dinero sucio, los grandes caudales que han ido expoliando a los pueblitos selva adentro en Colombia y por la venta del polvo blanco conocido como cocaína. Se sabe hasta la saciedad que los viajes de descanso hacia los hoteles y mansiones de los sandinistas de Nicaragua, eran la constante de los cabecillas de las FARC. Largas temporadas pasaban en ese país, gozando de la hospitalidad del dictador Daniel Ortega. En Costa Rica, a principios de la década actual, se descubrió en la casa de un ex profesor universitario de izquierdas y de su esposa, también marxista, parte de un botín perteneciente a las FARC. La prensa lo halló, lo divulgó y la policía costarricense lo “sepultó” en el olvido, archivó las evidencias y a otra cosa… mostrándonos  las incongruencias de esta democracia tan llena de fisuras y entuertos. Tampoco hubo cárcel para el matrimonio que guardaba esa enorme cantidad de dólares ilegales.

 

            Centroamérica siempre ha estado con las puertas abiertas para los codiciosos líderes de las FARC. No obstante, hay algo que nos ha gustado de  las palabras del presidente Juan Manuel Santos, quien, a pesar de que hizo grandes concesiones en los tratados por la paz, se ha mostrado firme con este tema: “Perseguiré la fortuna ilícita de los guerrilleros; y, si la encuentro, la utilizaré para indemnizar a las víctimas del conflicto armado,” dijo. Sería muy agradable que diera con ese botín que puede estar repartido entre El Salvador del Frente Farabundo Martí (FMLN) y la Nicaragua de Ortega y su mujer. Además del apoyo irrestricto que siempre les ha prodigado el dictador de  Ecuador, Rafael Correa. Es decir, el Banco “a la vuelta de la esquina.” Ahí cerquita.

 

            Por su parte, el ex mandatario de Colombia, Andrés Pastrana, un exigente crítico del tratado de paz con las FARC (igual que el otro ex presidente Alvaro Uribe), ha dicho que no tiene ninguna duda en que la guerrilla pasará a ser de una organización criminal armada a un cártel de la droga, que de hecho ya lo ha sido paralelamente a la insurgencia contra el Estado.  “Los Papeles de Panamá” (o Panamá Papers), esa oscura y tenebrosa organización dedicada a la evasión de impuestos y al lavado de fortunas para quienes lo quisieren alrededor del planeta, es otro punto de escondite para la enorme fortuna de los terroristas de las FARC. Con el tiempo se irá descubriendo la gran verdad, pero que existe ese dinero… existe. Y algunos Bancos de América Central están fuertemente permeados y confabulados con los marxistas que acaban de deponer las armas en Colombia. Juan Manuel Santos no imagina duendes. Lo dicho por él es real, muy real.


Saber Ser Hombre

 

Por José Angel Lagos-Jiménez. -Periodista/Editor- 

 

AMÉRICA CENTRAL-En estas primeras décadas del nuevo milenio, la tecnología, en especial la computación y su complemento, el internet, tienen fascinado al planeta entero. La comunicación parece haber tomado visos de magia, porque eso de comunicarse en décimas de segundo desde Africa Central hasta Canadá, para citar un ejemplo, es para asombrarse. Empero, como sucede con todo en la vida, hay dos extremos, dos tesituras, que el filósofo alemán Hegel expuso con los nombres de “tesis y antítesis.” Una contrapuesta a la otra. Y en internet se presenta cuando lo usas para el mal.

 

            Una mañana recién ida, abrimos los periódicos internacionales y uno de ellos, italiano, publicó la crónica de la joven de 31 años, llamada Tiziana Cantone, quien se quitó la vida en un acto suicida que ha conmocionado a Italia. Su ex novio, un individuo poco hombre y vengativo, colgó del internet varios videos en los que se la muestra en actos íntimos. Nos apetece aquí enumerar algunos puntos para entender mejor la situación: 1. No es bueno que una mujer se deje filmar por su compañero en esos momentos, por más enamorada que esté de él, no se sabe cuál podría ser la reacción del susodicho en caso de ruptura entre ambos. 2. Es evidente que el culpable, además de ser un traidor con cero principios, no conoce ni el menor rasgo de ser hombre. Ese no es un hombre, porque a ninguna mujer se le trata de esa manera. Y 3. En este caso particular de Tiziana Cantone, la justicia italiana se convirtió en el acicate para que ella decidiera suicidarse. Un sistema judicial absolutamente inconsciente y díscolo.

 

            Si recordamos bien, en la centroamericana Costa Rica, una alta funcionaria de equis gobierno, de quien nos reservamos su nombre y de quien escribimos en este mismo periódico hace algún tiempo, permitió ser filmada por su ex compañero sentimental en poses íntimas. El individuo, según supo la policía, la había estado extorsionando por espacio de dos años, pidiéndole fuertes sumas de dinero con tal de no subir un video al internet. Finalmente lo hizo y ella perdió el puesto en el Gabinete gubernamental, el escándalo se hizo en la cotidianidad del país y ella quedó severamente desprestigiada.

 

Hoy, las leyes japonesas y de algunos Estados de la Unión Americana, contemplan el castigo para un traidor vengativo de esa calaña. Hay cárcel y multa para él, que es lo que se debería hacer en todo el mundo para frenar esa falta de hombría que recurre a lo que se llama “venganza pornográfica.” Tiziana no podía salir siquiera a la calle, los italianos le gritaban “¿Estás haciendo un video? ¡Bravo!” Ella trató de sobrellevar las burlas y los miles de comentarios publicados en las redes sociales, hasta que la justicia de su país ordenó sacar los films del internet y condenar a varios sitios que también los habían publicado, con 320 Euros cada uno. Pero aquí viene el “detonante” que hizo a la joven napolitana acabar con su vida: el juez asimismo ordenó que ella pagara en condena, 20 mil Euros a otros sitios web, porque ella consintió las filmaciones. Una tía la encontró colgando por el cuello de una viga de su casa. “Mi sobrina fue asesinada por (culpa de) la web (…)”, dijo la señora. Echando marcha atrás, llegamos a la conclusión de que, si el ex novio hubiera sido hombre… pero hombre de verdad, no hubiese tomado la cobarde decisión de humillarla como lo hizo. No supo ser hombre, simplemente porque, en verdad, no tenía ni la mínima noción de lo que es ser un hombre. Una lección que nos recuerda que el pudor debe prevalecer siempre antes de sufrir nefastas consecuencias.


 

“Odio a América”

 

Por José Ang. Lagos-J. -Periodista/Editor de Mirror Magazine-

 

SAN JOSE, Costa Rica-La conocí en un Banco de este país. Esa mañana estaba depositando unos pocos colones (moneda costarricense), en una cuenta que yo tenía. El dinero me lo había dejado mi padre al morir, quien no cumplía siquiera medio año de haber fallecido. Ella era bajita de estatura, como la mayoría de las japonesas; trabamos conversación, su castellano era bueno, aceptable. Estaba depositando en su cuenta corriente una impresionante cantidad de dólares, ganados gracias a su profesión como pianista clásica. El nombre de esta mujer me lo reservo, como es debido; pero era una dama de edad madura.

 

            Y comenzamos a dialogar sobre su viaje a Tokio, una visita que no se iba a extender mucho y algo que me llamó la atención fue cuando me dijo que el avión que tomaría iba a hacer escala en Ciudad de México y no en Los Angeles, California, según se acostumbraba en los quehaceres de la aeronáutica por aquellos ya lejanos años 80. Al preguntarle por aquel detalle, ella frunció el ceño y me contestó, “porque odio a América (los Estados Unidos), no quiero saber nada de América, la odio.” Reiteró. Como conocedor profundo del tema de la Segunda Guerra Mundial que me considero, la comprendí al instante. En mi imaginación pude ver la explosión de las dos bombas atómicas lanzadas por la aviación estadounidense sobre Hiroshima y Nagasaki. La primera ciudad visitada recientemente por el presidente de Norteamérica, Barack Obama, a petición del alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue. El coloquio continuó sin más trascendencia hasta que ella se despidió. Nunca más volví a ver a aquella japonesa que me dejó meditando acerca de lo acontecido en 1945 en su país.

 

            Y es que desde esta América Central de dictaduras, desigualdad social y pobreza que te deja con la boca abierta por lo sorprendente, la Segunda Guerra Mundial parece tan lejana para la mayoría de las personas, que se iguala a una temática sin mucho asidero para platicar siquiera. En mi opinión, Obama debió haber dicho un sentido discurso (recordemos al brillante orador que él es); pero pedir perdón explícitamente nó. ¿Por qué? Porque los actos criminales de los japoneses contra los prisioneros estadounidenses durante el conflicto, también merecen una disculpa por parte del gobierno de Tokio. Para empezar, el ataque a mansalva a la base de Pearl Harbor, fue un acto homicida, a traición, como nunca se había registrado en la historia de la humanidad. Después, las llamadas “marchas de la muerte” en las que los soldados americanos tuvieron que caminar, presos, obligados por los japoneses, hasta caer fulminados por el cansancio, el hambre y el paludismo propio de las selvas de las islas asiáticas. El mismo General Mcarthur vio los esqueletos de sus hombres, tirados en literas en los campos de concentración japoneses, asesinados lentamente por la falta de alimentación y las enfermedades. La crueldad fue de un parangón impresionante de parte de los “hijos del Sol Naciente.”

 

Aún así, si insistiéramos en las disculpas, estas deberán ser “cruzadas”, de los japoneses hacia los estadounidenses y viceversa. La criminalidad fue mutua, como siempre sucede en las guerras. Empero, en un intento de síntesis de nuestra parte, lo más sensato lo dijo un sobreviviente de las bombas atómicas, llamado Masahiro Kunishige: “No necesito la disculpa de Obama, sino el fin de las armas nucleares.” Inteligente, preciso, humano y sabio este caballero nipón. Mientras tanto, en América Central la mayoría de los pueblos ven aquello tan ajeno, que siguen sus caminos sin mirar superficialmente siquiera. Craso error en un istmo que siempre escucha los tambores que llaman a la guerra y parece que no aprenden aún de su propia historia.


 

Un Poco de Mí… un Poco de Gerd Müller

 

Por José Angel Lagos-J. Editor Mirror Magazine.

 

Al comenzar a escribir mi comentario –o mejor dicho este pasaje de mi vida-, tengo que aseverar, reafirmar con toda la fuerza de la que soy posible, que amo a mi padre y no quiero que nadie lo odie por lo que van a leer sobre él, porque, haciendo retrospectiva, he llegado a comprenderlo perfectamente.

 

            Mi viejo fue duro, durísimo conmigo, igual al carcelero que tiene bajo su custodia a un preso inquieto y difícil de mantener a raya. Ese prisionero fui yo. Al morir mi madre de mi parto, mi padre tuvo que arreglárselas con un niño recién nacido y buscó ayuda en mis dos hermanas que ya pasaban de la etapa adolescente y una de ellas ya estaba casada incluso y con dos hijos. Esta fue quien me asistió en mis primeros años de vida. Pero las dos, por igual, fueron importantísimas para mí. Y no escatimaron esfuerzos para darme una vida de príncipe tanto en lo afectivo como en lo material; hasta que en 1966, a mi padre se le ocurrió arrancarme de los brazos de ellas y de mi mundo de paz y felicidad para llevarme a vivir a un pueblo donde carecí de todo lo elemental que un niño necesita: amor de madre, compañía de su familia, atenciones básicas, medicina, apoyo emocional y todo ese mundo que hace seguro y dichoso a un pequeño.

 

            Podía moverme por todo aquel pueblo con una libertad pasmosa; pero no podía salir de él, mucho menos intentar un escape. Es lo que en términos más o menos eufemísticos se llama “una ciudad por cárcel.” No fui feliz. Mi vida se vino en caída libre, precipitada, como un ave que de repente se desploma hacia el vacío. Mi viejo era sumamente amoroso conmigo, excelente consejero, me enseñó el camino del respeto a los demás, del amor a Dios e influyó decisivamente en el aspecto moral mío, que ha sido el norte en mi existencia; pero era duro, estricto, tiránico, cuando yo le exigía el regreso donde mis hermanas. Hasta que una tarde de noviembre de 1972, mi hermana menor se rebeló contra el viejo y se trajo mi maleta llena de ropa de regreso a la Capital, a mi ciudad natal.

 

            Y comencé a tener una vida digna nuevamente. Dormía en una cama caliente, limpia; hacía las tres comidas suculentas, deliciosas, según la cuchara de mi hermana… ¡En fin! Volví a ser gente, un ser humano digno y honorable. Y es aquí donde aparece uno de mis grandes héroes, el alemán Gerhard Müller, delantero centro del Bayern de Munich y de la selección alemana. Un goleador impresionante, un triunfador absoluto, irrepetible, el modelo que todo futbolista moderno de Alemania, tiene en la retina y en la mente para alcanzar y superar también. Pero Müller es insuperable, es único en su género.

 

            Ingresado en el colegio secundario, acostumbrábamos, la mayoría de mis compañeros y yo, jugar los partidos que se dan en los recreos o tiempos de entrada o salida; y yo, aún con el alma fuertemente dolida, traumada, jugaba con aquel complejo que los sátrapas de aquel pueblo habían inyectado en mi mente: “sos malo, no sabés, no servís para jugar futbol.” Solían decirme aniquilando cada vez más mis pocas energías y fortalezas internas. Pero con la imagen de aquel futbolista alemán, empecé a hacer goles en el colegio de mi ciudad natal. Y era uno detrás de otro. Incluso levantaba mis dos brazos en señal de triunfo cuando la bola la empujaba hasta el fondo del marco. Y así me fui curando poco a poco interiormente, fui cerrando heridas y acariciando mis traumas hasta tranquilizarlos. La adolescencia había llegado y con ella la firme determinación de curarme de tanto dolor de infancia.

 

            Recuerdo que en la materia de Artes Plásticas dibuje en molde, la cabeza de Müller, para luego hacerla en retrato al óleo; pero a la profesora no le pareció bien y aquel dibujo pasó a colgar de la pared de mi habitación por muchos, muchos años más adelante. Toda esta retrospección e introspección las hago aquí y ante los ojos de mis lectores, porque me ha partido el alma saber que Gerd Müller está recluido en un asilo para ancianos, sin serlo del todo, porque padece el mal de Alzheimer. Ya no recuerda a ninguno de sus amigos. Ni a Beckenbauer, ni a Paul Breitner, ni a Sepp Maier… a nadie. Dicen que, estando el Bayern concentrado en Italia en un entrenamiento, Müller tomó un tren hacia Alemania, sin avisar, y sin saber adónde iba cabalmente y porqué lo hacía. Varios años antes sus amigos de Selección Nacional y del Bayern le rescataron del alcoholismo en el que había caído cuando  jugaba al futbol en los Estados Unidos. Le tenía miedo a los aviones y cuando su club tenía que desplazarse a disputar los partidos lo hacía vía aérea; fue cuando Gerd Müller, para superar aquella fobia, comenzó a tomar antes de cada vuelo y así fue adquiriendo el letal vicio. De regreso a Munich, sus ex compañeros se dedicaron a rehabilitarlo hasta que lo lograron. Algo típicamente alemán… no abandonar al amigo.

 

            Hoy, yo me siento bien interiormente. Mis heridas parecen cicatrizadas y los traumas que me causaron las gentes salvajes de aquella ciudad-cárcel, parecen aliviados; pero Müller… ¡Oh dicotomía! Es quien sufre sin que lo merezca ni en mínimo grado. Mi héroe, el héroe de muchos en los años 70s, a quien imitaba en el campo de juego y cuya imagen de deportista me ayudó a sanar mi psiquis, a levantar mi espíritu y a reconstruir mi personalidad fuertemente dañada, es ahora quien ya no reconoce ni a los más cercanos suyos. El diario Bild, el más leído en Alemania, fue el que publicó la noticia; y bajando las grandes páginas del periódico, ha habido muchos que hemos dejado rodar una lágrima por nuestras mejillas al saber del dolor del gran goleador alemán de México 70, del Bayern de Munich, de quien le dio el Campeonato del Mundo a Alemania con aquel gol contra Holanda, en 1974, y tantas Copas y éxitos al futbol teutón como nadie antes lo había hecho.

 

            Y yo sigo repitiendo que en este mundo hay ángeles que no saben siquiera que lo son y que, a pesar de la distancia, te ayudan así, sin que ellos mismos lo sepan tampoco. El espíritu triunfador del gran Gerd Müller, “el bombardero”, como le apodaban, levantaba mi alma dañada, la acomodaba, la reconstruía a muchísimas millas de distancia y pensar que él nunca lo sabría. Los axiomas de Dios son misteriosos y los ángeles que pone en nuestras vidas… lo son más todavía. ¡Vive por siempre Gerhard! Te lo grita un hombre agradecido.



 Auschwitz

 

Por José Ang. Lagos-J. -Periodista/Editor de Mirror Magazine-

 

MIRROR-En el mundo de la postguerra han surgido varios grupos que observan los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, según les parece y conviene. Los hay historiadores –los serios de verdad-; cineastas, que se han enriquecido en Hollywood principalmente, haciendo películas totalmente fantásticas donde los alemanes se comen a los niños y son unos cobardes al ser vencidos fácilmente por los norteamericanos; existen también los revisionistas, quienes pecan de mentirosos estúpidos, pues niegan lo ocurrido teniendo las evidencias en sus propias narices; por ejemplo, dicen que “la Solución Final al Problema Judío” o el genocidio nazi, es una patraña del sionismo y nunca se dio en la vida real, cuando los campos de concentración están a la vista, los testigos, las fotos que la misma SS, guardia de los campos, tomó; e incluso, los films que los hay en cantidades “industriales.” Y, para no extendernos mucho, están los “pobrecitos”, las víctimas, los eternos sufrientes, que andan por la vida repitiendo lo malos que fueron los nazis con ellos y que nunca merecieron tales situaciones de crímenes masivos. Los judíos son estos últimos con ese “cuento” que solo la actual canciller alemana, Angela Merkel, ha incentivado en perjuicio de la salud espiritual y psíquica de los alemanes de hoy.

 

            En lo personal, no me gusta el sustantivo hebreo “shoa” u “holocausto”, según su traducción al español; pues sugiere “sacrificio” de seres humanos en nombre y en honor de Dios. Prefiero llamarlo de dos maneras que son realistas, terrenales y crudas, como debe llamarse: “Solución al Problema Judío”, tal y como lo denominaron los propios nazis durante y después de la Conferencia en la Mansión de Wannsee, en Berlín, donde se echó a andar la maquinaria de la muerte; o sino llamarlo también “genocidio”. Y no considerarlo solamente  un asunto que compitió únicamente a los judíos europeos, sino también a los gitanos, enemigos políticos del Tercer Reich, prisioneros rusos, negros del ejército estadounidense, homosexuales y todo aquel que no fuera compatible con la ideología nacionalsocialista creada y ejecutada por Adolf Hitler y su camarilla. Como vemos, el término genocidio nazi es más amplio y tiene que ser justo con la realidad de lo acontecido y la verdad.

 

            Y como el mundo es una balanza, son dos polos que se anteponen en ambos extremos, según decía Kant… “la tesis y la antítesis”, hay que reflejar con toda claridad la enorme cantidad de presos alemanes que murieron entre 1945 y 1947 en los enormes campos de concentración hechos por los Aliados una vez finalizada la guerra. Más de un millón de alemanes murieron lentamente de frío, enfermedades y hambre, pues así lo decidieron los ingleses, norteamericanos, ruso-soviéticos y franceses, ganadores de la contienda armada. Pero eso es parte de la maldición de las guerras, la inhumanidad que habita en los cuerpos, almas y mentes de los seres humanos, quienes combaten siempre en pos de una quimera, de una utopía tan grande como la misma barbarie que están cometiendo al sostener las armas en sus manos. Porque la guerra es eso… barbarie, estupidez, irracionalismo al poner frente a frente al hombre contra  el hombre, para aniquilarse mutuamente.

 

            Pero “recogiendo el guante” que constantemente nos lanzan los judíos a los historiadores y cronistas de la prensa, tenemos que afirmar que el centro de exterminio llamado Auschwitz, está ahí, en Cracovia, Polonia. Es quizás el museo al aire libre más grande del mundo y el más tétrico. He estado ahí innumerables veces y no sé si por ese morbo tan natural que poseo o porque mi parte de necrofilia así me lo exige; lo cierto es que el sitio es sobrecogedor. Y en uno de sus patios, de manera poco visible, pues es un aparato que se nota fue rápidamente construido y por ello peca de insignificante, está el cadalso donde fue ahorcado uno de los comandantes de Auschwitz, llamado Rudolf Ferdinad Höss. En mi caso, siempre hice un alto ante tal sitio por varios minutos, pues se trata de un personaje que nunca más se va a repetir en la historia de la humanidad, debido al triste papel que le correspondió vivir, ordenando el destino final de más de 2,5 millones de prisioneros.

 

            Auschwitz tiene un umbral que se puede ver desde lejos y que también impresiona. Es un dintel enorme, con una gran puerta siempre abierta que atraviesan las vías ferroviarias que se internan en los grandes y espaciosos patios del campo de concentración. Ahí, al final, en los andenes, los jefes alemanes y médicos, iban separando mujeres de sus esposos, de sus niños, de sus padres, abuelos y tíos. Unos para trabajar y los otros para pasar directamente a las cámaras de gas. Auschwitz existió y sus vestigios, sus edificios tétricos están ahí, en Polonia, y no nos dejan mentir. Los revisionistas, especialmente suramericanos, dicen que dicho campo de exterminio fue creado por los soviéticos y es una versión tan estúpida, como infantil, descabellada e ilógica. Antes de la contraofensiva rusa, los aviones de reconocimiento de los Estados Unidos, habían fotografiado las instalaciones y guardado esas fotos en los archivos del Pentágono, en Washington. En el momento cuando se tomaron las gráficas, el ejército alemán tenía arrinconados a los soviéticos en las entrañas de su propio país y los rusos no soñaban siquiera llegar a territorio polaco nunca.

 

            No quiero exculpar a los alemanes. ¿Pues, qué sentido tendría para mí hacerlo? Como tampoco quiero aplaudir a la canciller Merkel, quien se pone de rodillas implorante ante los judíos actuales y de paso, quiere que los alemanes actuales también lo hagan. Pero tampoco quiero repetir ese “pobrecitos”, un adjetivo con el cual se pone en alto relieve a los hebreos, olvidando premeditadamente a las otras víctimas de los nazis y que fueron miles también. Tampoco quiero subrayar que los judíos han sido “blancas palomas”, más aún si revisamos con calma los últimos acontecimientos en Palestina, donde han masacrado a decenas de niños, mujeres y ancianos, con toda la fuerza de su ejército; y, además, han construido un ghetto, muy parecido al de Varsovia, donde están hacinados miles de miles de palestinos, delimitados por un muro altísimo e ignominioso. Ante todos estos hechos macabros, hay que atender a la historia, a la verdadera historia, para que nos enseñe lo que otros tergiversan y nos muestre que el ser humano, con sus crímenes y mentiras, puede ser más salvaje que la peor de las fieras y más malvado que el mismísimo Satanás. Y en honor a la verdad, a esa verdad que hoy invoco aquí, los alemanes, ucranianos, letones y otros colaboracionistas en “la Solución Final al Problema Judío”, ya han muerto, han ido muriendo con el paso de los años y los alemanes que hoy están en el mundo… están exentos de toda culpa, aunque a la canciller Merkel, hija de un Pastor luterano y por ello fiel creyente en la “misión divina del pueblo judío”, según el Antiguo Testamento, se empecine en seguir culpabilizando lo que ya ha sido indultado desde que se convirtió en las nuevas generaciones de alemanes. Y algo muy importante: Israel es el país que es ahora, gracias a la ayuda de Alemania, que les regala armamento, medicamentos, otorga becas a estudiantes judíos a las Universidades alemanas; también les concede maquinaria agrícola, abonos, y un largo etcétera de regalos, incluyendo millones de millones de Euros, con tal de pagar una culpa que no debiera de existir desde  la renovación de las generaciones modernas.

 

            Con toda veracidad, Auschwitz está ahí, sus grandes instalaciones lúgubres y mortuorias están en Cracovia; como también está ahí, la Palestina masacrada y vuelta a masacrar cuando a los judíos les apetece.